El atropello de un perro que fue abandonado hasta morir hace obligatoria una reflexión en la sociedad nacional
Mi intención es que podamos apelar a algo que es tan sencillo que se llama empatía, y que implica que nos tenemos que poner en los zapatos de quién sea, y tener la mínima humanidad para reconocer que si esto fue un accidente, yo me detengo y me hago responsable.
Esa también es nuestra responsabilidad, para los que tenemos nuestros cinco sentidos, a diferencia de ese perrito, que ya por su edad venía caminado lento por la calle. Pero que no se diga que el conductor de ese pick up blanco pasa, y de repente puede ser que no lo vio, porque hay que darle el beneficio de la duda, pero es imposible que no haya escuchado los ladridos que despertaron a todo un barrio a las 5:23 de la mañana del viernes.
Lo peor es que lo dejó ahí abandonado, tirado, muriendo, agonizando. Yo siempre digo que si una persona no es capaz de sentir algo por un animalito ¿es capaz de sentir algo por un ser humano? o ¿qué tal si hubiera sido un ser humano? ¿Qué tal? ¿Se da a la fuga también? porque lamentablemente en este país hay muchos conductores temerarios, que no están observando o que van distraídos, que atropellan a una persona y los dejan tirados.
Como un caso que mostramos de un ciclista en Cartago ¿se acuerda? lo dejaron tirado, muriendo, agonizando. Y ahí usted ve otro ejemplo claro, en este caso con un perrito, como también no le importó, lo dejó tirado, porque sí lo escuchó, estoy seguro que sí escuchó, si despertó a todo un barrio ¿me va a decir que no escuchó?
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