El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, saludó el derrocamiento de Bashar al-Assad de Siria el domingo (8 de diciembre) como un “día histórico” que siguió a los golpes asestados por Israel contra los partidarios de Assad, Irán y Hezbolá en el Líbano.
En una visita a un punto de observación en los Altos del Golán controlados por Israel que supervisa Siria, Netanyahu dijo que había ordenado a las fuerzas israelíes que tomaran áreas en la zona de amortiguación supervisada por la ONU con Siria para garantizar la seguridad de Israel y dijo: “No permitiremos que ninguna fuerza hostil se establezca en nuestra frontera”.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, que acompañó a Netanyahu, dijo que el ejército israelí desplegó fuerzas en la zona de amortiguación “para garantizar la protección de todas las comunidades israelíes”.
La visita se produjo horas después de que los rebeldes sirios declararan que habían derrocado al presidente Bashar al-Assad tras tomar el control de Damasco, obligándolo a huir y poniendo fin a décadas de gobierno autocrático de su familia después de más de 13 años de guerra civil.
Los rebeldes islamistas también asestaron un duro golpe a la influencia de Rusia e Irán en Siria, en el corazón de la región.