Gran parte de los electores le achacan al gobernante de Morena la crisis hídrica en el país
La persistente sequía que afecta a 30 de los 32 estados de México no sólo ha agravado la falta de agua, el intenso calor y los apagones sino que podría cambiar las preferencias de quienes acudirán el domingo a elegir nuevo presidente, congresistas, alcaldes y otros miles de cargos públicos.
A pesar de que la escasez de agua es un problema de larga data en el país y, en especial, en la populosa Ciudad de México, los electores le achacan al gobernante Morena la crisis hídrica, que ha dejado las presas que alimentan a la ciudad en mínimos históricos y a pocos días de un nivel en el que ya no podrán bombear agua a la urbe de casi 10 millones de habitantes.
“Ojalá que el que entre resolviera este problema”, dijo Isabel Alemán, una vecina de 74 años de Ecatepec, el municipio más poblado del Estado de México, contiguo a la capital.
“Nada más nos prometen y no nos cumplen. Con tal de entrar, le bajan el cielo y las estrellas y, una vez que entraron, se olvidan del prójimo”, agregó la mujer en la puerta de su casa, luego de que un camión cisterna le llenara unos recipientes de agua que tiene en su patio.
En Ecatepec, así como en muchas zonas de Ciudad de México, como Iztapalapa -la delegación más poblada de la capital- decenas de miles de personas apenas recuerdan cuándo recibieron agua corriente por última vez. Para subsistir, deben esperar los camiones cisterna de las alcaldías o comprar uno entre varios vecinos, algo que afecta su ya precaria economía.
La oposición ha aprovechado las condiciones climatológicas -aupadas por el fenómeno de El Niño- y señala a la aspirante oficialista a gobernar la capital, Clara Brugada, como la culpable de la falta de agua en esa delegación de casi dos millones de habitantes que ella gobernó entre 2009 y 2012 y de 2018 a 2023.
“Si el agua no te llega, no votes por Morena”, se lee en carteles colocados en varias zonas de Iztapalapa y la capital.
Taboada ha propuesto medidas como la captación de agua de lluvia, tratamiento del líquido y reparación de fugas.
Ciudad de México es la joya de la corona
Hasta fines del año pasado, Brugada mantuvo una sólida ventaja en la mayoría de encuestas. Pero la escasez de agua, la falta de lluvias y el intenso calor que dejó temperaturas récord hicieron que su campaña perdiera bríos y envalentonó al candidato opositor y más cercano rival, Santiago Taboada.
De 15 puntos porcentuales de diferencia en noviembre la distancia entre ambos se acortó a apenas cinco puntos a fines de mayo, según una encuesta del diario El Financiero.
En un intento desesperado por levantar la campaña de Brugada, Claudia Sheinbaum, exalcaldesa capitalina y ahora favorita para ganar las presidenciales del domingo, cuadruplicó su presencia en mítines en Ciudad de México en la recta final de la campaña desde mediados de abril.
Y es que perder la capital no sólo sería un golpe político para la izquierda mexicana -que la ha gobernado desde 1997 cuando se empezó a elegir a su alcalde- sino que significaría perder la entidad que más ingresos tributarios recibe en el país -4,500 millones de dólares el último año- y que ha fungido como trampolín para sus aspiraciones presidenciales.
Así como el otrora todopoderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) -que gobernó México la mayor parte del siglo XX- usó a la Secretaría de Programación y Presupuesto para impulsar a sus candidatos presidenciales, la izquierda mexicana y Morena echaron mano de la capital para promocionar a sus candidatos presidenciales: más recientemente, Sheinbaum y el saliente mandatario, Andrés Manuel López Obrador.
Fuentes del comando de campaña opositor dijeron a Reuters que mediciones que no se han hecho públicas le dan la ventaja a Taboada por hasta tres puntos porcentuales. Desde la otra acera aseguran que el triunfo de Brugada es inminente aunque no ocultan su preocupación por sorpresas de última hora.
“Sin duda el Gobierno está preocupado por ganar la Ciudad de México”, dijo Antonio Ocaranza, consultor y otrora portavoz del expresidente Ernesto Zedillo, que gobernó entre 1994 y 2000.
Ocaranza aseguró que una derrota de Morena en la capital mexicana le permitiría a la oposición construir una base para poder crecer de cara a las elecciones de 2030 y Taboada se perfilaría como el candidato natural a la presidencia.