Roberto Santos destaca entre otros “Swifties” por su devoción a la estrella del pop estadounidense
Roberto Santos, de 55 años, destaca entre otros “Swifties” por su devoción durante décadas al icono del pop estadounidense Taylor Swift y por la plétora de regalos que el español ha recibido del equipo de la artista en agradecimiento: suficiente para llenar una habitación que él llama “santuario”.
Mientras Swift, de 34 años, se dispone a actuar en Madrid el miércoles y el jueves como parte de su gira Eras Tour, Santos, que dirige un laboratorio de prótesis dentales en la capital de España, muestra solemnemente los objetos, entre ellos el disco de platino de edición limitada de Swift, fotos firmadas, grabaciones y zapatillas deportivas con el nombre de ambos.
“A veces me despierto por la noche, enciendo la luz y miro un poco, y me digo: ‘¿Qué estás haciendo? Solo miro, me da calma y me vuelvo a dormir”, dijo Santos en una entrevista.
“Para mí lo es todo; la llevo siguiendo desde antes de 2011… Me daba la intuición de que iba a ser algo grande. Si hubiera tenido la misma intuición con la lotería, sería rico”, dijo Santos.
Según Santos, ir a verla actuar en Dublín en 2018 lo convirtió en la única persona que ha viajado dos veces desde España para un espectáculo de Swift. El equipo de Swift añadió entonces a Santos y a su esposa Inmaculada a una exclusiva lista de fans, y les envió regalos e invitaciones, incluido un viaje con todo pagado a Los Ángeles el año pasado, explica Santos.
“Si tuviera 18 o 20 años, estaría medio loco, tendría otro tipo de pensamiento. Pero ahora es todo muy maduro, muy tranquilo y estoy disfrutando como no te lo puedes imaginar”, dice Santos, que tiene tatuajes de Swift en los brazos y el tobillo.
Aún no la ha conocido en persona. Un encuentro previsto en Oslo se canceló debido a la pandemia.
Santos está especialmente agradecido a Swift y a su equipo por pensar en los fans de más edad y por “haber transmitido tantos valores” a través de su arte.
La gira Eras Tour de Swift, que ha batido récords, ha impulsado las economías de los países visitados. En Madrid, la ocupación hotelera ha subido al 90% de promedio para las fechas del concierto.